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sábado, 5 de marzo de 2016

EL GRADO DE SIMPLIFICACIÓN


Hoy se celebra en todo el planeta el "Día Mundial de Eficiencia Energética", y qué mejor día que hoy para reflexionar sobre el uso racional que le damos a la energía y para compartir en este espacio el artículo que he escrito  para este mes de marzo: "El grado de simplificación", que trata precisamente del consumo reflexivo (publicado, como viene siendo habitual, en las revistas "Tú mismo", "Así es Buñol" -ambas en papel y digital- y en el periódico "Hoy un click"). 

La consecución de sociedades sostenibles junto al desarrollo de energías renovables empleando para ello menos recursos, se consigue con la mejora de procesos, la cogeneración, el reciclaje y un consumo inteligente y responsable. Cada día vamos siendo más conscientes de la repercusión de nuestros actos individuales y colectivos en el bienestar del Planeta y, por ende, en nosotros mismos. Prueba de ello son las empresas y empresarios que desde una visión holística y  siguiendo un modelo económico alternativo en el que "tan importante sea el proceso como el producto" (como he venido hablando en mis artículos sobre "Economía") han proliferado en los últimos años. "ENTERNA" (combustión sostenible), con una marcada sensibilidad social y planetaria, es una de estas empresas.  Os invito a descubrirla en este link:

http://youtu.be/pUkB94uGzrI


http://www.tu-mismo.es/revista/640-103-marzo-2016



Nueva Consciencia
Opinión                                                                     
por Emi Zanón


EL GRADO DE SIMPLIFICACIÓN


<<Lo tengo todo.
No me falta de nada.
Hace tiempo que descubrí un gran tesoro:
A mi Espíritu>>.

“Andante” - Reflexiones
De mi libro “La voz blanca”, aforismos, reflexiones y poemas místicos y de la naturaleza.



El pasado mes de diciembre, se estrenó en TV2 el documental “La edad de la estupidez” que alerta sobre los desastres que le esperan al Planeta en 2055 si prosigue el cambio climático. Este documental coincidió con la “Cumbre del Clima de París”. Uno de los datos escalofriantes que se daban era las posibles 900.000 muertes de chinos de no frenar a tiempo la elevada contaminación que padecen.

 No está en mi línea el alentar el miedo (como habréis ido comprobando a lo largo de mis artículos) y mucho menos es ese mi propósito en estas líneas. Todo lo contrario. Mi deseo es ofrecer y compartir, humildemente, opinión, puntos de vista, alternativas… siguiendo, por un lado, mi deseo de que entre todos hagamos un mundo mejor, más sostenible, empezando por tomar consciencia de los tiempos que vivimos, y por otro, mi fuerte e inquebrantable fe en el ser humano que me dice que somos capaces de conseguirlo.

El filósofo americano Richard Gregg, seguidor y autor de varios ensayos sobre Ghandi (“El poder de la no violencia”, “La resistencia no violenta”, entre otros),  en la década de los años 30 del Siglo XX, acuñó los términos: “simplicidad voluntaria” y “el grado de simplificación” para describir el estilo de vida que evita acumular cosas sin necesidad y focaliza la atención en lo que realmente es importante. Si nos paramos por un momento a pensar en las cosas que acumulamos y amontonamos en nuestras casas (hablo de los países supuestamente desarrollados) sin necesitar realmente, en las veces que despreciamos la abundante comida, las veces que no apagamos los aparatos eléctricos (TV, ordenador, calentadores, etc.) cuando no los estamos utilizando, la de veces que cogemos el coche cuando podemos ir andando y un sinfín de cosas más, nos daremos cuenta de que durante décadas nos han enseñado a “necesitar” cada vez más cosas materiales para servir de esa manera a la “señora economía”, al poder financiero, al dinero, en resumidas cuentas, alentándonos con publicidad y trucos engañosos que nos llevan a considerar la obsolescencia de las cosas. Y desviando, obviamente, nuestra atención de lo realmente importante: el agotamiento de los recursos naturales y humanos (sobreexplotación), y el envenenamiento y deterioro del Planeta (tierra, mar y aire) debido a ese consumo desmesurado.

<<El grado de simplificación –decía Gregg- es algo que cada individuo debe establecer por sí mismo>>. La simplicidad voluntaria es una actitud. Una actitud de consumo reflexivo, de responsabilidad y resistencia a la creación artificial de necesidades (aquí, me gustaría citar que España va a la cabeza -en Europa- en el consumo de teléfonos móviles y me remito al reciente escándalo sobre la procedencia del cobalto que utilizan Apple y otras compañías para la fabricación de las baterías de sus dispositivos).

Richard Gregg era un visionario, un adelantado de su tiempo (influyó enormemente en mentes tan brillantes como Martin Luther King y Aldous Huxley), que nos indicaba un camino para crecer de manera sostenible y en equilibrio en una sociedad que ya tomaba una dirección demasiado superficial y materialista. Desde entonces, han sido muchos los seguidores de Gregg, los partidarios de la simplicidad voluntaria, que han elegido desarrollarse a un nivel más elevado de su potencial humano, psicológica y espiritualmente, dando como resultado el germen de un orden social diferente. Un orden social que ya se está manifestando y al que espero seamos cada vez más los contribuyentes. ¿Te apuntas?

 “Conócete a ti mismo y conocerás el Universo”

Emi Zanón
Escritora y Comunicadora de la Nueva Consciencia

http://emizanonsimon.blogspot.com.es/











viernes, 4 de marzo de 2016

"YÁMANA, Tierra del Fuego" en el CLUB DE LECTURA DE GODELLETA


¡Qué inolvidable tarde la de ayer en el Club de Lectura de la Biblioteca Pública de Godelleta! Aunque breve el encuentro, dos veces bueno como diría Baltasar Gracián. ¡Qué calurosa acogida! Me sentí como si les conociera de toda la vida. Si ya es un placer para un autor presentar su novela (cosa que ya hice en esta biblioteca hace dos años), todavía lo es más el poder hablar abiertamente de ella, escuchar de cada lector su opinión, qué es lo que más le ha gustado, lo que le ha hecho sentir, cuál ha sido su lectura... ¡Qué enriquecedor! ¡Y qué felicidad experimento en los clubes de lectura! 



Algunas de las asistentes, entre ellas la escritora Amparo Perís a mi  lado.













Desde estas líneas, gracias a todas las asistentes y en especial a Maite Picó, coordinadora del Club, por el regalo que me habéis hecho y os felicito por  mantener  un espacio tan nutritivo  no sólo para la mente sino también para el alma.