<<No hay hechos, hay interpretaciones>>
Nietzsche
Estos últimos días de noviembre he tenido la oportunidad de pasear por Madrid, hermosamente iluminado por las anticipadas Fiestas Navideñas, y con un ambiente estupendo. Fue realmente un placer caminar por las calles iluminadas llenas de gente, de música, y empezar a respirar el ambiente y espíritu navideño, que me encantan.
Sin embargo, para que llegue la Navidad ¡falta más de un mes! Las estrategias comerciales: el marketing emocional para estimular el consumo ha sobrepasado, a mi entender, el punto de equilibrio: apenas hemos descansado de las fiestas de Halloween y ya nos meten de lleno en Navidad.
Lo que da auténtico sentido a la vida es SER, sentir, experimentar, y ante el estímulo tenemos el poder de elección, el libre albedrío. Si ese estímulo es excesivo, acabamos perdiendo la capacidad de respuesta, nos inmunizamos y dejamos de tener interés.
Disfrutar de todo con entusiasmo desde la moderación, desde el punto de equilibrio, depende sólo de uno mismo. En nuestro acelerado Siglo XXI necesitamos mucha mesura y sobre todo responsabilizarnos de nosotros mismos.
En la Puerta del Sol de Madrid |
Espero que os guste y lo compartáis.
¡Un abrazo de LUZ!
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http://hoyunclick.es/navidad-hechos-e-interpretaciones
Nueva Consciencia
Opinión
por Emi
Zanón
NAVIDAD: HECHOS E
INTERPRETACIONES
<<No
hay hechos, hay interpretaciones>>
Nietzsche
La Navidad es un hecho, un acontecimiento
que, por su influencia en nuestro acervo cultural, recordamos y celebramos año
tras año. Y es incuestionable que cada persona vive de una manera diferente el
tiempo navideño. Cada uno en particular hace su propia interpretación de este
tiempo que casi ha perdido su significado cristiano en origen para convertirse
en una escalada trepidante de consumo y ocio que empieza ya en muchos lugares
en el mes de noviembre: con luces navideñas en negocios y grandes almacenes
para alentar al consumidor con el consiguiente desgaste energético para el
Planeta; con las cenas y comidas de empresa, de compañeros de gimnasio, de
amigos, porque luego serán las familiares…; con las compras de los regalos
porque creemos que será más económico que dejarlo para el final, y un largo
etcétera. Y se alarga hasta casi la primera quincena de enero, dejando como
resultado un tiempo de amor y hermanamiento, de diversión, es cierto, pero
también un tiempo de desamor y frustración (para aquellos que tienen carencias),
gasto económico y desgaste energético personal y planetario.
La Navidad, para mí, siempre ha sido y es un
tiempo hermoso y familiar, de amor fraternal, que esperaba con ganas (de
pequeña: el olor de las castañas, los turrones, la nieve, la pandereta y los
villancicos al calor del hogar, los Reyes Magos…) porque tenía la ocasión de
ejercitar más conscientemente mi generosidad con los más necesitados, mi creatividad
en el menú, en los regalos, en la decoración, en los juegos de familia, en los
números artísticos y musicales que preparábamos para rematar las fiestas… En
definitiva, en hacer algo especial que se pudiera recordar felizmente para
siempre.
Desde estos últimos años, las Navidades, en
general, resultan demasiado largas y dejan poco espacio para la creatividad, además
del consecuente gasto económico que supone para nuestros bolsillos y el desgaste
energético personal para la mayoría: ya sea físico, después de prácticamente un
mes y medio de inevitables -en su mayoría- comilonas y desajustes horarios; ya
sea emocional, teniendo en cuenta que hay muchas personas faltas de amor, que
están solas, que para ellas la Navidad significa tristeza, añoranza de los
seres queridos que no están junto a ellos, y están deseando que terminen
pronto.
Hablando
en términos energéticos personales, si hacemos un balance de ese mes y medio
que duran ahora las fiestas navideñas, veremos que pesa más el desgaste que
sufrimos que todo lo demás que nos haya podido aportar. El exceso de alcohol, tabaco, drogas, las toxinas y el colesterol que
le metemos al cuerpo con los excesos en la dieta, la ansiedad, las
frustraciones, la tristeza, la soledad, etc., bajan la frecuencia vibratoria de
nuestro campo electromagnético con sus correspondientes no deseadas
consecuencias que se extrapolan a nuestro
entorno más inmediato y al de nuestra comunidad, sin olvidar el desgaste del
Planeta con el exceso de energía eléctrica consumida, los ingentes residuos originados:
orgánicos, de plásticos, botellones, cartones, de basura en general…
¿Cómo habría que vivir/interpretar la Navidad
entonces para que esta escalada de consumo y ocio desmedido no nos afecte
negativamente a nivel personal y también planetario? La respuesta, para mí,
sería vivirlas responsablemente, tomando el control de nuestras acciones y de
la educación que le damos a nuestros hijos, y no dejándonos llevar por esta corriente
consumista y sus modas, porque como dice Pierre
Rabhi, impulsor del agroecologismo, escritor y partidario del movimiento
regreso a la tierra, en su libro “Hacia
la sobriedad feliz” -un llamamiento hacia la moderación y hacia el
equilibrio-: <<No sólo importa qué
planeta dejamos a nuestros hijos, sino también qué hijos dejamos a nuestro
planeta>>.
Os deseo unas felices navidades vividas con
consciencia, responsabilidad y respeto hacia uno mismo y la hermosa tierra que
habitamos, desde un consumo y un tiempo moderados, pues es a nivel individual,
transformando nuestros valores y el orden de las prioridades, como podremos
construir un mundo en equilibrio.
¡Feliz Navidad!
¡Paz, Amor y Luz para tod@s!
“Conócete a ti mismo y conocerás el Universo”
Emi
Zanón
Escritora
y Comunicadora de la Nueva Consciencia
http://emizanonsimon.blogspot.com.es/
Hermoso amiga, espero que esta Navidad nos encuentre más unidos y comprometidos con los verdaderos ideales, : paz y amor para el Planeta.
ResponderEliminarUn abrazo de luz
Tu amiga argentina
Lydia Raquel Pistagnesi
Muchas gracias mi queridisima Lydia!! Que así sea!! Un abrazo enorme de LUZ!!
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