<<Para viajar en el tiempo es necesario convertirse en luz;
es terrible pero te brinda la inmortalidad>>.
es terrible pero te brinda la inmortalidad>>.
Lev Lavidovich, Premio Nobel de Física en 1962
¡Hola a tod@s!
Sí, estas fueron las sabias palabras del físico y matemático soviético -que destacó por sus contribuciones a la mecánica cuántica- al recibir el Premio Nobel de Física en 1962. A la espera de una "Teoría del Todo" que nos permitiera ver si es posible realizar los viajes al pasado, está demostrado ya científicamente que para viajar al futuro hay que viajar a la velocidad de la luz.
Espero que os guste y lo compartáis. Ha sido publicado (como viene siendo habitual) en las revistas "Tú mismo" , "Hoy un click" y "Así es Buñol" (papel y digital). Y en el "Proyecto Metamorfosis: la palabra cambia el mundo".
¡Feliz febrero!
Sí, estas fueron las sabias palabras del físico y matemático soviético -que destacó por sus contribuciones a la mecánica cuántica- al recibir el Premio Nobel de Física en 1962. A la espera de una "Teoría del Todo" que nos permitiera ver si es posible realizar los viajes al pasado, está demostrado ya científicamente que para viajar al futuro hay que viajar a la velocidad de la luz.
Por el momento, hemos sido capaces de crear el mayor acelerador de partículas del mundo que recrea el Big Bang: El primer instante del Universo: El primer viaje en el tiempo.
No obstante, estos días del pasado enero en los que hemos sufrido las consecuencias del cambio climático, he reflexionado y pensado sobre nuestra capacidad actual para crear máquinas extraordinarias que, al igual que el acelerador de partículas, o las naves a Marte, fueran lanzadas a nuestra atmósfera y capturaran o neutralizaran todo el exceso de CO2 (con la nanotecnología y las nanopartículas). Esto, evidentemente, además de dejar de emitir las grandes cantidades que actualmente emitimos de manera irresponsable.
No hace falta decir que tendríamos que darle la máxima prioridad a un proyecto/máquina (como se le quiera llamar) para revertir el proceso del cambio climático. Estoy segura de que lo conseguiríamos, al igual que hemos conseguido todo lo mencionado. Y además, ¿no estaría mejor invertido el dinero en mantener y cuidar nuestro precioso Planeta Azul, que hacer colonias en un inhóspito y desértico planeta como es Marte? Al menos, por ahora.
Os dejo aquí, el nuevo artículo para febrero que he titulado "Aprender a viajar en el tiempo", pues aunque físicamente hoy por hoy no es posible, sí que lo podemos hacer "mentalmente".
Espero que os guste y lo compartáis. Ha sido publicado (como viene siendo habitual) en las revistas "Tú mismo" , "Hoy un click" y "Así es Buñol" (papel y digital). Y en el "Proyecto Metamorfosis: la palabra cambia el mundo".
¡Feliz febrero!
Nueva Consciencia
Opinión
por Emi
Zanón
APRENDER A VIAJAR EN
EL TIEMPO
<<Pero
el hombre… ¿Por qué no ha de poder esperarse que al final sea capaz de detener
o de acelerar su impulso a lo largo de la dimensión del tiempo, o incluso de
dar la vuelta y de viajar en el otro sentido?>>.
Herbert George Wells ("La máquina del tiempo" (1895)
No cabe duda que el “padre de la
ciencia ficción”, como se le cita frecuentemente al escritor, historiador y
filósofo Herbert George Wells, fue un visionario como lo fue Julio Verne
y Hugo Gernsback. Lo hemos podido ver sobradamente en sus obras más destacadas
como “La máquina del tiempo”; “La isla del doctor Moreau”; “El hombre
invisible”; “La guerra de los mundos”, etc.
Estas pasadas Navidades, tuve la
ocasión de ver la comedia romántica/fantástica “Una cuestión de tiempo”, dirigida
por Richard Curtis, guionista de cine y televisión británico, conocido por las
películas “Notting Hill” y “Love Actually”. En ella, el protagonista, Tim Lake
-interpretado por el exitoso actor irlandés Domhnall Gleeson; aquel niño
pelirrojo de Harry Potter-, al cumplir los 21 años, su padre le revela un
secreto: Todos los hombres de la familia tienen el don de poder viajar en el
tiempo; a los momentos que han vivido antes, no al futuro. Su padre le dice que
no lo utilice para conseguir la fama o el dinero, sino para arreglar las cosas
que no haya hecho “correctas”. Para ello, tan sólo debe encerrarse en un sitio
oscuro, apretar los puños y los ojos, y visualizar el momento al que quiere
retroceder y en un instante ya está allí. ¡Qué estupendo! ¿Verdad? Y ¡qué fácil,
caray!
Albert Einstein habló por primera vez del “tiempo”
-en su teoría de la relatividad- como una cuarta dimensión indispensable para
ubicarnos en el espacio y en un momento determinado. Y lo vivimos, en el plano
físico, de manera lineal: tiempo pasado, presente y futuro. Sin embargo, en el
mundo subatómico de las partículas, en el microcosmos, el pasado, presente y
futuro se dan a la vez, en el mismo momento. Todo es el eterno “ahora”.
Partiendo de ese eterno “ahora” es
muy probable que en un futuro no muy lejano podamos hacer viajes conscientes y
físicamente en el tiempo (a saber, de qué manera), aunque para ello aún nos
queda mucho que descubrir del mundo subatómico; del mundo cuántico. No
obstante, mientras esperamos desarrollar ese don o esa técnica que nos lo
permita, podemos -conociendo ya el poder de nuestros pensamientos y de nuestra
imaginación para cambiar nuestra realidad- ir ejercitándonos con las
visualizaciones, de manera similar al protagonista de la película Tim Lake, para
poder rectificar en “términos energéticos” aquello que no haya sido de nuestro
gusto o “correcto” tanto durante el día como en cualquier momento de nuestro
pasado. Y del mismo modo, para crear nuestro futuro.
Neville Goddard, escritor metafísico del siglo
pasado, muy influyente, recomendaba en sus charlas que, al final del día,
revisáramos los acontecimientos del mismo y si alguno no había sido como
esperamos, entonces revivirlo en la mente, visualizándolo cómo nos gustaría que
hubiera sido -acompañado del correspondiente sentimiento-, cambiando así la
frecuencia vibratoria de ese día y emitiendo una nueva frecuencia para mañana,
para tu futuro. Decía que nunca es demasiado tarde para cambiar esas imágenes;
y también que había que respetar la regla de oro: “Tratar a los demás como
quiero que me traten a mí”.
Neville no ha sido el único en
hablarnos del poder de la imaginación para crear nuestra realidad, eso lo
sabemos. “La imaginación lo es todo”, es la clave de las cosas que vamos a
atraer, afirmaba Einstein.
Aprender a desplazarnos, a viajar
con la visualización por el tiempo vivido y por el que está por venir, es fácil
si se practica a menudo y va acompañado de una auténtica fusión
pensamiento/sentimiento/emoción: la “fórmula mágica”. Sin ella, por mucho que
visualices, no esperes obtener lo que deseas.
¿Qué os parece si viajamos ya en el
tiempo y empezamos a cambiar la vibración de todas las vivencias que nos han
sacado de nuestra paz interior? ¿Qué os
parece si empezamos a visualizar ya un futuro pacífico y armonioso para nuestro
Planeta Azul y nuestra especie?
¡Gracias por vuestra contribución y
feliz mes del Amor!
Emi
Zanón
Escritora
y Comunicadora de la Nueva Consciencia
http://emizanonsimon.blogspot.com.es/
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