LIBROS PUBLICADOS

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DE LA NOVELA “SU ÚLTIMO VIAJE” – Finalista del XII Premio de Novela Fernando Lara (Araña Editorial, 2009)

Sinopsis:  La muerte trágica de la Condesa de Charolais permite reconstruir la vida sentimental de esta dada de mediados del siglo XVII. La decadencia de los  Austria y el esplendor de Francia, con Luis XIV, el “Rey Sol”, son el escenario de esta bella historia de amor que reúne los mejores ingredientes: misterio, intriga, aventura y una documentación histórica precisa, además de un final sorprendente, que hacen de su lectura una experiencia inolvidable.
Pero la historia de amor, los detalles, el ambiento escrito con minuciosidad, son sólo la cáscara que envuelve el sublime mensaje que la autora nos quiere dar: <<El ser humano es un Ser trascedente>>.
Una novela lírica sobre el Amor y el sentido profundo de la Vida.
En estos tiempos que corren: <<Una bocanada de esperanza para el Alma>>.

Parte II – En el Infierno – poema extraído del Capítulo “Paris, primavera de 1.679”
  
                                                   <<Entrelazados,
fusionados,
en el gran baile cósmico
de la aspiración.

Amantes supremos
desde altos planos.
Llamas de fuego
en éste,
transmutándose
en libres y eternos.

Tiernos,
Místicos,
Amantes>>.


Parte II – En el Infierno – texto extraído del Capítulo “Paris, tres días después”

<<… Claude estaba ya tan próximo a ella que casi podía sentir su pulso, su latido. Ahora más que nunca tenía que estar junto a él. Alentada por encontrarse cuanto antes con su amado, Margarita Elena había olvidado ya el ultraje y los malos tratos de Henri. No le guardaba ningún rencor, le había perdonado. Ella sabía que su esposo era un hombre de buen corazón que había perdido el juicio, y su malestar se acrecentaba pensando en qué sería de él después de su huida. De nada servía que ella le hubiese perdonado, porque conocía a su esposo y sabía que él no sería capaz de perdonarse a sí mismo. Sabía que su alma no iba a encontrar la paz después de lo sucedido. Henri había entrado en las profundidades del infierno. Había perdido de un solo golpe a su mejor amigo y a su amada esposa. ¿Cómo iba a terminar todo esto? ¿Qué iba a ser de Henri? Su profundo pesar se hizo casi insoportable. Una profunda presión en el pecho la oprimía y casi no podía respirar. Recorrió las cortinillas. Necesitaba aire. El agua impetuosa empezó a deslizarse por los goznes de la ventanilla y en unos segundos todo su rostro y su pecho estaban empapados. Con dificultad pudo ver que habían salido de París y cruzaban las grandes choperas que  bordeaban el río. Quedaban unas pocas leguas para reunirse con Claude. Abatida, cerró con fuerza la ventanilla y, en unos breves instantes, se vio a sí misma rodeada de belleza y a la vez de intriga y de peligros. Se puso a orar suplicando al cielo que la tormenta cesase. Pero sus palabras no parecían tener eco. Los truenos y los relámpagos se sucedían sin pausa, y los gritos del cochero por controlar los caballos llegaban a sus oídos como agudas punzadas de un instrumento cortante. Los caballos se habían desbocado y corrían frenéticos, aterrorizados por la tormenta.

De pronto, un fuerte impacto, y todo cesó. La lluvia, la tormenta. Ni un solo ruido, ni un solo bramido de los caballos, nada, absolutamente nada a su alrededor, ni tierra, ni cielo. Sólo una espesa y dulce bruma como una gran nube blanca que envolvía todo. ¿Qué había sucedido? ¿Dónde se encontraba? Sus vestidos ya no estaban empapados, ni su rostro mojado. No lo entendía. Cerró los ojos y, con un ademán preciso, agitó su cabeza como queriendo salir de un sueño, o mejor dicho, de una pesadilla. Sus cabellos largos y dorados besaron su cara de nuevo; y una fuerza apacible empezó a atraerla hacia una especie de túnel luminoso en el que se dibujaban, en el fondo, varias figuras humanas nimbadas de una intensa luz blanca.
…>>



DE LA NOVELA “YÁMANA, TIERRA DEL FUEGO” 3ª Edición 2019, Editorial Sargantana



Sinopsis:  La historia de un antropólogo aventurero en busca del origen de la humanidad.
Si ya no descendemos del mono, como afirmó Charles Darwin, ¿de dónde venimos? ¿Por qué desapareció el Homo de Neanderthal sin solución de continuidad allá por el 35.000 a.C.?...

En 1923, tras dos años de convivencia con las tribus fueguinas, el joven antropólogo polaco, Krzysztof Wazyck, se despide de sus amigos nómadas del mar, llevándose consigo a Europa, además de su afecto y amistad, un supuesto gran hallazgo capaz de comprometer seriamente los cimientos de la ciencia moderna e incluso creencias y dogmas milenarios; y una gran experiencia introspectiva “El Kina”, paralelismo entre sueño y realidad, que lo transformó para siempre en Mank´ácen: “el cazador de sombras”… Dejando atrás una tierra fría y hostil, impresionantemente bella, y el gran amor de su vida: la india Kamanakar.

Una historia fascinante de principio a fin, inspirada en hechos reales y en las vivencias del antropólogo y filántropo Martin Gusinde en la Tierra del Fuego.

Una invitación a la búsqueda de lo que ignoramos de nosotros mismos.

Parte I – Tierra de Magallanes (América del Sur) – Texto extraído del Capítulo 2 – “Ella”

<<…De pronto, oí un desgarrador gemido que me obligó a abrir los  ojos bruscamente, dejando atrás todas mis sensaciones placenteras. Intenté averiguar de dónde había surgido el gemido girando varias veces sobre mi persona. No vi nada ni a nadie. Me quedé inmóvil agudizando mis sentidos. De nuevo otro sonoro <<¡Aaaggg!>> que parecía provenir de la playa. Enfoqué entonces mi vista hacia esa dirección y discriminé un pequeño montículo oscuro sobre los guijarros que se movía ligeramente. Pensé que quizás era una foca malherida, o cualquier otro animal. Me adelanté unos cuantos metros y sí, daba la sensación de ser realmente una foca que se rascaba con una aleta o se sacudía sobre su propio vientre. Me propuse acercarme a ella todo lo posible sin captar su atención. Las focas cuando se ven sorprendidas o intuyen el menor índice de peligro saltan sobre sus aletas a sorprendente velocidad y se zambullen en el agua. Era la primera vez que tenía la ocasión de observar a una foca de cerca; si en verdad lo era. No estaba del todo seguro. Palpé entonces mis bolsillos para detectar mi cuaderno de notas y lápiz. Los extraje y sujeté con una mano mientras me arrastraba suavemente por los pequeños guijarros de la playa, acortando la distancia. Conseguí acercarme a unos diez metros de ella sin que me percibiera. Estaba entusiasmado y excitado. Y, a su vez, algo temeroso. La adrenalina vertida en mi sangre sobrepasaba los límites. Mi corazón bombeaba a gran velocidad y las manos empezaron a temblar dificultando mi deseo de hacer un primer boceto del animal, que había empezado a respirar agitadamente. De un impulso inesperado y con otro desgarrador gemido se incorporó el animal. Sobresaltado, emití por mimetismo el mismo gemido. Como si yo estuviera sintiendo lo mismo que él. Para mi sorpresa, no era un animal, no era una foca, era una joven mujer Yámana que había cubierto su cuerpo desnudo con una ligera capa de pelo de foca anudada a su garganta con un lazo hecho de algún tendón, posiblemente de ballena. Me aproximé rápidamente hacia ella. Permanecía sentada sobre sus rodillas emitiendo gemidos cada vez con más frecuencia. Su prominente abdomen y unas gotas de sangre sobre un agujero, que ella había hecho en la arena, suficientemente grande como para albergar a un bebé recién nacido, me desvelaron claramente que esa joven muchacha estaba dando a luz. Pronuncié varias veces la palabra “mujer” en lengua Yámana:

<<Kipa, kipa, kipa...>>. No sabía preguntarle cómo podía ayudarla. Dije cosas sin sentido con palabras de su idioma que me venían a la mente. Incluso le hablé en la lengua Ona. Su rostro, encogido por el dolor, ignoraba mi presencia y mis palabras. Ella se apretaba fuertemente con las manos el abdomen, ayudando a su bebé en cada una de las contracciones. Sin saber cómo, me vi sentado tras de ella sobre mis rodillas y con mis manos por debajo de sus brazos empujando al bebé hacia fuera. Acompasé de inmediato mi respiración a la de ella sin proponérmelo. Tenía la sensación de ser como un autómata que desconoce la voluntad de su manipulador. Desaparecieron entonces el hambre, el frío, la inquietud, la curiosidad, el temor... Me había fundido de tal manera con ella que todos mis sentidos, todo mi ser, estaban puestos en el alumbramiento, como si yo fuera la misma madre que traía al mundo a un nuevo ser. ¡Qué hermoso, Dios mío! No tengo palabras para  expresar mi sentir. Ni tan siquiera el inconmensurable gozo experimentado en el momento del nacimiento de mi hijo tenía parangón con esta inefable experiencia. Yo seguía respirando y apretando cada vez que ella lo hacía. Unos segundos de silencio dieron paso al esperado momento. El bebé había salido de un tirón en el último intento. Yacía sobre la arena y los guijarros refunfuñando y cubierto de grasa y sangre. El rostro de la joven se transformó entonces en el rostro más bello que jamás he visto en mi vida. Su rostro llevaba dibujado la satisfacción, el orgullo, la alegría, la gratitud, el amor...  y todo ello lo  proyectaba hacia su bebé, que era una hermosa niña. Yo miraba a ambas como un espectador embobado, sin saber qué otra cosa hacer y sintiendo, sintiendo profundamente, la felicidad que brotaba de ella por cada poro de su piel. Algún tiempo después pude comprobar que a pesar de sobrellevar una existencia tan ardua, quizás la más ardua que se conoce, son los Yámana los más alegres entre los hombres y tal vez los más felices. Están absolutamente integrados en su entorno y para ellos el dolor y la desesperanza parecen no existir.

Buscó por su derredor, con su mano derecha y casi sin moverse, un cuchillo de costilla de foca que necesitaba para cortar el cordón umbilical. Le alcancé el cuchillo y con destreza cortó y anudó el cordón de su hija. Rápidamente la cargó sobre sus espaldas y la ató fuertemente a su pecho con el largo tendón de su capa que ahora la cubría. Esperó de nuevo tener alguna contracción para expulsar la placenta. Me habló con voz queda. No la entendí. Supuse que me daba las gracias por la forma en que me miró. Me pareció una niña; seguramente tendría dieciséis o diecisiete años. Sus senos sólidos y su musculatura fresca y fortalecida así me lo indicaban. Su rostro se contrajo de nuevo. La placenta estaba a punto de ser expulsada. Con otra larga respiración y empuje, el alumbramiento había terminado. Enterró con presteza la placenta en aquel agujero y se incorporó sin mi ayuda con alguna dificultad. Yo le hice gestos para indicarle que la iba a ayudar a andar o que incluso la llevaría en brazos hasta la choza. Pero ella se negó y me habló señalando el mar. Por supuesto que yo no entendía nada. La muchacha sonriendo se alejó de mí en dirección al mar, dejando tras de sí un fino reguero de sangre que se deslizaba por sus piernas. Quedé atónito cuando la vi sumergirse en el bravo mar y nadar con su bebé a la espalda.
…>>


DEL LIBRO DE RELATOS  “METACUENTOS” Diáspora Pokhara (2004) 3ª edición:

Sinopsis: Doce relatos ilustrados que traspasan las fronteras de nuestro mundo físico, para llevarnos a otras realidades de nuestra Existencia.

Texto extraído del Relato “GUARJA” sobre los espíritus totémicos:

 <<…Faltaban pocos kilómetros para llegar al “Lugar de las Voces”. La mirada de Luis Alberto andaba perdida en sus pensamientos. Sólo los baches de la estrecha y maltrecha carretera le hacían volver en sí momentáneamente para dar un volantazo a su jeep y controlar de nuevo la dirección. Por unos instantes observaba la frondosidad de la selva invadida por la luz de la mañana, realzada como un inmenso mar con cientos de tonalidades verdes. Escuchaba los gorjeos de los pájaros que animaban la vida del lugar, anunciando que los rayos de sol habían disipado las brumas del amanecer.  Volvía a perderse en su mirada. Hoy estaba seguro de que lo conseguiría.  Iba a inmortalizar, con su cámara Instant Polaroid, a ese jaguar que durante los últimos días había sido su sombra. Con ella, con su fantástica y deseada foto,  tendría también su mejor testimonio y podría demostrar a sus compañeros de trabajo que, efectivamente, cada mañana durante la última semana, cuando salía con un grupo de turistas a recorrer la zona arqueológica,  su misterioso amigo se unía a ellos en la expedición.

Afortunadamente para los visitantes, la idea romántica de encontrarse con un jaguar mientras recorrían el sitio arqueológico más grande y monumental de las Tierras Bajas Mayas, quedaba en eso, en idea, pues a pesar de que los guías les advertían insistentemente al comienzo de la expedición que les siguieran en todo momento, sin desviarse de la ruta y comprobaran siempre que sus compañeros de viaje estaban a su lado, <<Hay animales peligrosos aquí en la selva –decían- y estamos en los dominios del jaguar y nuestro deseo, nuestro mayor deseo –repetían- es que disfruten de su estansia en esta maravillosa tierra, que nos legaron nuestros antepasados mayas>>,  tanto los turistas como los propios guías, sabían que desde hacía muchos años, no se habían visto vestigios de los peligrosos y enigmáticos jaguares por el lugar, pues a pesar del profundo impacto que había tenido en la cultura de los pueblos de la Antigüedad, y la admiración y fascinación que ha originado siempre en el hombre, se le había perseguido y matado indiscriminadamente en las últimas décadas, por el ego de ufanarse de haber vencido a un “jaguar”, a un “dios”.

No obstante, el mantener viva la imagen del jaguar en estas tierras sagradas, donde el Dios del Sol se transformaba cada noche en jaguar para poder viajar por el mundo de los muertos y luchar contra Xilbalban, el Dios del Inframundo, venciéndolo y saliendo una vez más al día siguiente, aumentaba el interés de los miles de turistas que venían cada día al lugar atraídos por las innumerables leyendas.

Dio un frenazo en seco, quitó las llaves de contacto y bajó de su jeep. Había llegado al “Lugar de las Voces”. Se arregló con los dedos sus largos cabellos negros y brillantes,  y se colgó del cuello la máquina de fotografiar. Cuando ya se dirigía hacia la Administración, para coger la orden de trabajo del día, observó que con sus prisas y su apremiante interés por inmortalizar de una vez al misterioso jaguar, se había olvidado de la mochila y la gorra. Retrocedió hacia su jeep a pasos ligeros y  cuando se disponía a abrir la puerta, se hizo un penetrante silencio, como si de repente hubiera llegado el mediodía y el intenso calor hubiera acallado la selva, ordenando a  los picoduro de cara negra, los tanagras, los  pájaros carpinteros y los sinsontes, que se retiraran a las sombras a descansar hasta que llegara la noche. Se quedó inmóvil. Súbitamente, un sonido grave e intermitente a sus espaldas, le hizo estremecerse. Era  la respiración del jaguar que estaba detrás de él. Sí, estaba seguro, era él, sentía su proximidad, sentía el calor de su respiración proyectado en todo su cuerpo. ¿Qué hacer? Si se movía quizás el felino se abalanzaría sobre él y le devoraría. Si gritaba y pedía ayuda, igualmente incitaría al animal. Mejor permanecer inmóvil y esperar que se alejara, si es que se alejaba. El miedo recorría cada secuencia de su cuerpo. La adrenalina vertida en su sangre había rebasado los límites. Sentía que su corazón le iba a estallar. Sus cinco sentidos estaban puestos en la presencia del animal. Ni tan siquiera ahora se acordaba de tomar la foto, de la ansiada foto. ¡Qué le importaba ahora a él una foto, por muy valiosa que fuera para atestiguar la existencia del jaguar, si el mejor testimonio iba a ser su propio cadáver despedazado!
...>>

DEL LIBRO DE MICRORRELATOS “DAYAL, MIRADAS AL INTERIOR”, Bubol, 2ª edición 2010.

Sinopsis: Cuarenta y cuatro microrrelatos o minihistorias o, en realidad, cuarenta y cuatro pequeñas grandes vivencias que el protagonista Dayal, un hombre entrado en la madurez, ha ido juntando a lo largo de su vida a modo de piezas de un rompecabezas; y cuando las ha colocado en su sitio, ha obtenido una visión más completa y profunda de su vida.

Ha encontrado el auténtico significado a su existencia.

Concluye la obra un hermoso epílogo que resume la vida de Dayal.

V

El Ahora
La miré a los ojos tan profundamente enamorado, que sus pupilas se dilataron y me invitaron a entrar. Y entré en ellas. Me perdí en sus dulces y evocadoras imágenes. Pero tenía prisa y regresé al instante. Al día siguiente ya no la volví a ver. De haberlo sabido, no hubiese regresado nunca.

“Saborear, disfrutar realmente el presente; es lo único que tenemos y es irrecuperable".



XXXIX

Daños mayores
Nala, mi perrita, traía juguetona en su boca una presa. La puso a mis pies, tan contenta, ofreciéndomela satisfecha de su gran logro. Pavorido descubrí que se trataba del canario de doña Rosario, mi vecina. ¡Oh, Dios mío! ¿Qué hago yo ahora? Con el mal carácter que tiene, seguro que me mata o deja de hablarme para toda la vida. Mejor –pensé- cuando salga por el pan, me cuelo por la terraza y lo dejo en su jaula; así creerá que ha sido muerte natural. Y así lo hice.

A la mañana siguiente, una ambulancia despertaba el vecindario con su alarmante sirena. Me asomé a la ventana y vi que se llevaban a doña Rosario. Cosas sobrenaturales. ¡Huy! ¡Qué miedo! ¡Me ha dado un escalofrío por todo el cuerpo! ¡Me pone los pelos de punta! Comentaban en voz alta los demás vecinos. Con incipiente curiosidad pregunté. Pues verás, Dayal -me susurró Josefina al oído- doña Rosario había enterrado en el parque a su canario y, ayer, cuando vino de la panadería, lo encontró de nuevo en su jaula. De la impresión, estuvo mala todo el día y, esta noche, le ha dado al final un patatús. ¡Cosas de brujas! Que haberlas, haylas, ahí tienes la prueba... Yo siempre he creído que... bla, bla, bla, bla. Palidecí hasta tal punto que Josefina interrumpió su verborrea para preguntarme si me encontraba bien.
“No afrontar y solucionar los problemas en su momento, nos lleva, a la larga o a la corta, del ligero temblor al terremoto”. 



DEL LIBRO  “LA VOZ BLANCA” Cultivalibros, 2012.

Aforismos, reflexiones y poemas de la naturaleza y místicos:

<<La elocuencia es realmente una facultad cuando conmueve al espíritu>>. Aforismo.

<<El silencio de la alta montaña limpia mi mente y la deja tan transparente como un cristal, desde donde puedo ver las profundidades de mi alma>>. Reflexión.

<<¡Oh, Dios!
qué fuerza sale de mí
que soy capaz de crear
cualquier cosa…
Incluso a mí misma,
aquí,
ahora,
tal cual SOY>>.
Poema místico.



DE LA NOVELA JUVENIL Y FAMILIAR "LA HIERBA AZUL DE CALÍOPE” , NPQ Editores (mayo, 2018)


Sinopsis: Olivia y Cristina son dos adolescentes muy amigas desde sus primeros años en la guardería que les gusta vivir el momento y pasárselo bien en las juergas de los fines de semana en los que el alcohol, las drogas y el sexo no faltan,

Pero su sólida relación tambalea cuando Olivia se enamora de David, un chico repetidor del Instituto, y encuentra por "casualidad" el diario de una compañera que, como un elixir mágico, le abrirá, en poco tiempo, los ojos a otras realidades.

Texto extraído del Capítulo VIII

<<…Palabras... palabras... que a ella no le dicen nada, no le importan nada. Sólo le importa Olivia. Y, en estos momentos, sólo piensa que la está perdiendo. <<¿Qué va a hacer ella ahora sin Olivia? -reflexiona amargamente>>. Olivia ha sido siempre su mejor amiga, su apoyo, su seguridad... y si no hubiera sido por ella no hubiese salido de aquella crisis de ansiedad que le originó su desengaño amoroso con Jorge. ¡Cómo envidiaba ahora a Olivia! ¡David está enamorado de ella! No busca sólo pasar el rato y divertirse como hizo Jorge, su primer y gran amor frustado. La actitud de Cristina hacia los chicos, desde aquella mala experiencia, era la de un profundo y oculto resentimiento disfrazado de chica liberal sin prejuicios ni tabúes a la que sólo le importa su juventud y pasar buenos ratos. <<Los chicos, usar y tirar, ja,ja,ja...-se habían reído muchas veces Olivia y ella al respecto>>.



DE LA NOVELA “LAS CINCO ESTACIONES DE VIVALDI” – Finalista del XXXVI Premio de Novela Felipe Trigo (1ª edición, septiembre 2020, Editorial Sargantana).


SINOPSIS

En la Venecia de 1715, el abandono de una niña ante el portalón del Ospedale della Pietà, un orfanato en el que imparte lecciones de música un joven violinista y compositor llamado Antonio Vivaldi, marca el comienzo de esta historia de amor, intriga y búsqueda de la identidad en la que se verán involucradas familias aristócratas, las monjas y niñas della Pietà, y el propio Vivaldi.
Y ello lo vamos a vivir de la mano de la protagonista Anna Isabella Guezzi, de noble familia veneciana, inteligente y adelantada a su tiempo, que se ve forzada a vivir una vida que no es la que desea, hasta que emprende el camino de la autenticidad por el que tiene que pagar un alto precio.
Esta novela es un canto de amor a la mujer; a las pioneras en sus respectivas épocas que, con su coraje y determinación, no desistieron de sus sueños; a la familia; a las segundas oportunidades; a la música y a uno de sus grandes genios, Vivaldi…
Una hermosa novela sobre la adopción, los lazos de sangre y de amor.







ARTÍCULOS mensualmente en revista papel y digital  “Tú mismo”, "Hoy un click", "Así es Buñol" y en mi blog. Aquí, el último publicado en abril 2015.

Nueva Consciencia
Opinión                                                                    
por Emi Zanón


MUNDO SUBATÓMICO

Del Macrocosmos al Microcosmos


<<…He querido hundirme - en la vasta alma universal  - para convencerme de que nada es extraño a mi yo>>. El Canto Errante de Rubén Darío.

Los científicos para poder describir el estado primigenio del Universo han enfocado todos sus esfuerzos hacia el estudio del mundo subatómico, pasando del Universo en su conjunto o macrocosmos al mundo microscópico de las partículas elementales, o microcosmos.

Uno de los avances más notables en la física de nuestros días es que las partículas elementales tienen propiedades de partícula y de onda al mismo tiempo. La llamada mecánica cuántica está basada en esta dualidad que implica profundas repercusiones físicas y, mucho más allá, filosóficas y ontológicas al contemplar el mundo subatómico no como un conjunto de piezas sino como una red de relaciones. Todos somos UNO a un nivel muy ínfimo, imperceptible a nuestros ojos físicos limitados y racionales. No hay separación como han venido diciendo los grandes Maestros de la Antigüedad, y filósofos y alquimistas como Paracelso, o, el más entusiasta cruzado de la modernidad, fray Benito Feijoo -quizá el primer español que tuvo un microscopio- quien consideraba el microcosmos del hombre como el ejemplo más ilustre de reducción de lo máximo a lo mínimo, del macrocosmos al microcosmos.

Estos avances nos han conducido hacia  la ciencia del futuro que ha empezado a dar sus primeros y satisfactorios primeros pasos en este incipiente Siglo XXI: la nanociencia, la nanotecnología y los nanomateriales y nanopartículas, que nos llevarán hacia una auténtica revolución no solo industrial sino personal y social, pues darán respuesta a un gran número de problemas y necesidades de nuestra sociedad actual. Uno de ellos, y el que más requiere nuestra atención urgente, el gran problema de la contaminación de nuestros suelos, mares, ríos y el aire que respiramos.

En la actualidad el estudio de las nanopartículas es un área de intensa investigación, y los experimentos llevados a cabo, hasta el momento, en distintas partes del Planeta con diversos tipos de nanopartículas y nanomateriales han dado muy buenos resultados y se ha comprobado  su alto potencial para restaurar la contaminación en general, generada en el pasado Siglo por nuestra inconsciencia e intereses privados.

Esta noticia es, sin duda, lo más prometedor en nuestro Siglo XXI para avanzar e innovar de forma responsable y sostenible, y poder legar un Planeta saludable a las generaciones futuras, aunque también,  como ocurre siempre que damos un salto cualitativo/cuantitativo surgen las preguntas de rigor: ¿Tendrán las nanopartículas consecuencias imprevistas? ¿Son inofensivas? Afortunadamente, vamos aprendiendo de nuestros errores y los científicos del Siglo XXI estudian ya desde el principio los posibles efectos nocivos.

No obstante, esta esperanzadora mirada hacia nuestro futuro deberá ir acompañada de un fuerte compromiso a nivel individual de respetar, por encima de todo, cada gota de agua, cada grano de arena, cada brisa de aire, cada manifestación de Vida. En definitiva: responsabilizarnos de todo cuanto hagamos. Todo ello, como una expresión de Amor compasivo  y de una consciencia social que va más allá de uno mismo para abarcar la totalidad. No olvidemos que somos y formamos un gran TODO.

 “Conócete a ti mismo y conocerás el Universo”

Emi Zanón
Escritora y Comunicadora de la Nueva Consciencia


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