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DE LA NOVELA “SU ÚLTIMO VIAJE” – Finalista del XII Premio de Novela Fernando Lara (Araña Editorial, 2009)
Sinopsis: La muerte trágica de la Condesa de Charolais
permite reconstruir la vida sentimental de esta dada de mediados del siglo
XVII. La decadencia de los Austria y el
esplendor de Francia, con Luis XIV, el “Rey Sol”, son el escenario de esta
bella historia de amor que reúne los mejores ingredientes: misterio, intriga,
aventura y una documentación histórica precisa, además de un final
sorprendente, que hacen de su lectura una experiencia inolvidable.
Pero la
historia de amor, los detalles, el ambiento escrito con minuciosidad, son sólo
la cáscara que envuelve el sublime mensaje que la autora nos quiere dar:
<<El ser humano es un Ser trascedente>>.
Una novela
lírica sobre el Amor y el sentido profundo de la Vida.
En estos
tiempos que corren: <<Una bocanada de esperanza para el Alma>>.
Parte II – En el Infierno – poema extraído del Capítulo
“Paris, primavera de 1.679”
<<Entrelazados,
fusionados,
en el gran baile
cósmico
de la aspiración.
Amantes supremos
desde altos planos.
Llamas de fuego
en éste,
transmutándose
en libres y eternos.
Tiernos,
Místicos,
Amantes>>.
Parte II – En el Infierno – texto extraído del Capítulo
“Paris, tres días después”
<<… Claude
estaba ya tan próximo a ella que casi podía sentir su pulso, su latido. Ahora
más que nunca tenía que estar junto a él. Alentada por encontrarse cuanto antes
con su amado, Margarita Elena había olvidado ya el ultraje y los malos tratos
de Henri. No le guardaba ningún rencor, le había perdonado. Ella sabía que su
esposo era un hombre de buen corazón que había perdido el juicio, y su malestar
se acrecentaba pensando en qué sería de él después de su huida. De nada servía
que ella le hubiese perdonado, porque conocía a su esposo y sabía que él no
sería capaz de perdonarse a sí mismo. Sabía que su alma no iba a encontrar la
paz después de lo sucedido. Henri había entrado en las profundidades del
infierno. Había perdido de un solo golpe a su mejor amigo y a su amada esposa.
¿Cómo iba a terminar todo esto? ¿Qué iba a ser de Henri? Su profundo pesar se
hizo casi insoportable. Una profunda presión en el pecho la oprimía y casi no
podía respirar. Recorrió las cortinillas. Necesitaba aire. El agua impetuosa
empezó a deslizarse por los goznes de la ventanilla y en unos segundos todo su
rostro y su pecho estaban empapados. Con dificultad pudo ver que habían salido
de París y cruzaban las grandes choperas que
bordeaban el río. Quedaban unas pocas leguas para reunirse con Claude.
Abatida, cerró con fuerza la ventanilla y, en unos breves instantes, se vio a
sí misma rodeada de belleza y a la vez de intriga y de peligros. Se puso a orar
suplicando al cielo que la tormenta cesase. Pero sus palabras no parecían tener
eco. Los truenos y los relámpagos se sucedían sin pausa, y los gritos del
cochero por controlar los caballos llegaban a sus oídos como agudas punzadas de
un instrumento cortante. Los caballos se habían desbocado y corrían frenéticos,
aterrorizados por la tormenta.
De pronto, un
fuerte impacto, y todo cesó. La lluvia, la tormenta. Ni un solo ruido, ni un
solo bramido de los caballos, nada, absolutamente nada a su alrededor, ni
tierra, ni cielo. Sólo una espesa y dulce bruma como una gran nube blanca que
envolvía todo. ¿Qué había sucedido? ¿Dónde se encontraba? Sus vestidos ya no
estaban empapados, ni su rostro mojado. No lo entendía. Cerró los ojos y, con
un ademán preciso, agitó su cabeza como queriendo salir de un sueño, o mejor
dicho, de una pesadilla. Sus cabellos largos y dorados besaron su cara de
nuevo; y una fuerza apacible empezó a atraerla hacia una especie de túnel
luminoso en el que se dibujaban, en el fondo, varias figuras humanas nimbadas
de una intensa luz blanca.
…>>
DE LA NOVELA “YÁMANA, TIERRA DEL FUEGO” 3ª Edición 2019, Editorial Sargantana
Sinopsis: La historia de un antropólogo aventurero en
busca del origen de la humanidad.
Si ya no descendemos del mono, como
afirmó Charles Darwin, ¿de dónde venimos? ¿Por qué desapareció el Homo de Neanderthal sin solución de
continuidad allá por el 35.000 a.C.?...
En 1923, tras dos años de convivencia
con las tribus fueguinas, el joven antropólogo polaco, Krzysztof Wazyck, se
despide de sus amigos nómadas del mar, llevándose consigo a Europa, además de
su afecto y amistad, un supuesto gran hallazgo capaz de comprometer seriamente
los cimientos de la ciencia moderna e incluso creencias y dogmas milenarios; y
una gran experiencia introspectiva “El
Kina”, paralelismo entre sueño y realidad, que lo transformó para siempre
en Mank´ácen: “el cazador de
sombras”… Dejando atrás una tierra fría y hostil, impresionantemente bella, y
el gran amor de su vida: la india Kamanakar.
Una historia fascinante de principio a
fin, inspirada en hechos reales y en las vivencias del antropólogo y filántropo
Martin Gusinde en la Tierra del Fuego.
Una invitación a la búsqueda de lo que
ignoramos de nosotros mismos.
Parte
I – Tierra de Magallanes (América del Sur) – Texto extraído del Capítulo 2 –
“Ella”
<<…De pronto, oí un desgarrador gemido que me obligó a abrir los ojos bruscamente, dejando atrás todas mis
sensaciones placenteras. Intenté averiguar de dónde había surgido el gemido
girando varias veces sobre mi persona. No vi nada ni a nadie. Me quedé inmóvil
agudizando mis sentidos. De nuevo otro sonoro <<¡Aaaggg!>> que
parecía provenir de la playa. Enfoqué entonces mi vista hacia esa dirección y
discriminé un pequeño montículo oscuro sobre los guijarros que se movía
ligeramente. Pensé que quizás era una foca malherida, o cualquier otro animal.
Me adelanté unos cuantos metros y sí, daba la sensación de ser realmente una
foca que se rascaba con una aleta o se sacudía sobre su propio vientre. Me
propuse acercarme a ella todo lo posible sin captar su atención. Las focas
cuando se ven sorprendidas o intuyen el menor índice de peligro saltan sobre
sus aletas a sorprendente velocidad y se zambullen en el agua. Era la primera
vez que tenía la ocasión de observar a una foca de cerca; si en verdad lo era.
No estaba del todo seguro. Palpé entonces mis bolsillos para detectar mi
cuaderno de notas y lápiz. Los extraje y sujeté con una mano mientras me
arrastraba suavemente por los pequeños guijarros de la playa, acortando la
distancia. Conseguí acercarme a unos diez metros de ella sin que me percibiera.
Estaba entusiasmado y excitado. Y, a su vez, algo temeroso. La adrenalina
vertida en mi sangre sobrepasaba los límites. Mi corazón bombeaba a gran
velocidad y las manos empezaron a temblar dificultando mi deseo de hacer un
primer boceto del animal, que había empezado a respirar agitadamente. De un
impulso inesperado y con otro desgarrador gemido se incorporó el animal.
Sobresaltado, emití por mimetismo el mismo gemido. Como si yo estuviera
sintiendo lo mismo que él. Para mi sorpresa, no era un animal, no era una foca,
era una joven mujer Yámana que había cubierto su cuerpo desnudo con una ligera
capa de pelo de foca anudada a su garganta con un lazo hecho de algún tendón,
posiblemente de ballena. Me aproximé rápidamente hacia ella. Permanecía sentada
sobre sus rodillas emitiendo gemidos cada vez con más frecuencia. Su prominente
abdomen y unas gotas de sangre sobre un agujero, que ella había hecho en la
arena, suficientemente grande como para albergar a un bebé recién nacido, me
desvelaron claramente que esa joven muchacha estaba dando a luz. Pronuncié
varias veces la palabra “mujer” en lengua Yámana:
<<Kipa, kipa,
kipa...>>. No sabía preguntarle cómo podía ayudarla. Dije
cosas sin sentido con palabras de su idioma que me venían a la mente. Incluso
le hablé en la lengua Ona. Su rostro, encogido por el dolor, ignoraba mi
presencia y mis palabras. Ella se apretaba fuertemente con las manos el
abdomen, ayudando a su bebé en cada una de las contracciones. Sin saber cómo,
me vi sentado tras de ella sobre mis rodillas y con mis manos por debajo de sus
brazos empujando al bebé hacia fuera. Acompasé de inmediato mi respiración a la
de ella sin proponérmelo. Tenía la sensación de ser como un autómata que
desconoce la voluntad de su manipulador. Desaparecieron entonces el hambre, el
frío, la inquietud, la curiosidad, el temor... Me había fundido de tal manera
con ella que todos mis sentidos, todo mi ser, estaban puestos en el
alumbramiento, como si yo fuera la misma madre que traía al mundo a un nuevo
ser. ¡Qué hermoso, Dios mío! No tengo palabras para expresar mi sentir. Ni tan siquiera el
inconmensurable gozo experimentado en el momento del nacimiento de mi hijo
tenía parangón con esta inefable experiencia. Yo seguía respirando y apretando
cada vez que ella lo hacía. Unos segundos de silencio dieron paso al esperado
momento. El bebé había salido de un tirón en el último intento. Yacía sobre la
arena y los guijarros refunfuñando y cubierto de grasa y sangre. El rostro de
la joven se transformó entonces en el rostro más bello que jamás he visto en mi
vida. Su rostro llevaba dibujado la satisfacción, el orgullo, la alegría, la
gratitud, el amor... y todo ello lo proyectaba hacia su bebé, que era una hermosa
niña. Yo miraba a ambas como un espectador embobado, sin saber qué otra cosa
hacer y sintiendo, sintiendo profundamente, la felicidad que brotaba de ella
por cada poro de su piel. Algún tiempo después pude comprobar que a pesar de
sobrellevar una existencia tan ardua, quizás la más ardua que se conoce, son
los Yámana los más alegres entre los hombres y tal vez los más felices. Están
absolutamente integrados en su entorno y para ellos el dolor y la desesperanza
parecen no existir.
Buscó por su derredor, con su mano derecha y casi sin moverse, un
cuchillo de costilla de foca que necesitaba para cortar el cordón umbilical. Le alcancé el cuchillo y con destreza cortó y anudó el cordón de su
hija. Rápidamente la cargó sobre sus espaldas y la ató fuertemente a su pecho
con el largo tendón de su capa que ahora la cubría. Esperó de nuevo tener
alguna contracción para expulsar la placenta. Me habló con voz queda. No la
entendí. Supuse que me daba las gracias por la forma en que me miró. Me pareció
una niña; seguramente tendría dieciséis o diecisiete años. Sus senos sólidos y
su musculatura fresca y fortalecida así me lo indicaban. Su rostro se contrajo
de nuevo. La placenta estaba a punto de ser expulsada. Con otra larga
respiración y empuje, el alumbramiento había terminado. Enterró con presteza la
placenta en aquel agujero y se incorporó sin mi ayuda con alguna dificultad. Yo
le hice gestos para indicarle que la iba a ayudar a andar o que incluso la
llevaría en brazos hasta la choza. Pero ella se negó y me habló señalando el
mar. Por supuesto que yo no entendía nada. La muchacha sonriendo se alejó de mí
en dirección al mar, dejando tras de sí un fino reguero de sangre que se
deslizaba por sus piernas. Quedé atónito cuando la vi sumergirse en el bravo
mar y nadar con su bebé a la espalda.
…>>
DEL LIBRO DE RELATOS “METACUENTOS” Diáspora Pokhara (2004) 3ª
edición:
Sinopsis: Doce relatos ilustrados que traspasan las
fronteras de nuestro mundo físico, para llevarnos a otras realidades de nuestra
Existencia.
<<…Faltaban
pocos kilómetros para llegar al “Lugar de las Voces”. La mirada de Luis Alberto
andaba perdida en sus pensamientos. Sólo los baches de la estrecha y maltrecha
carretera le hacían volver en sí momentáneamente para dar un volantazo a su jeep y controlar de
nuevo la dirección. Por unos instantes observaba la frondosidad de la selva
invadida por la luz de la mañana, realzada como un inmenso mar con cientos de
tonalidades verdes. Escuchaba los gorjeos de los pájaros que animaban la vida
del lugar, anunciando que los rayos de sol habían disipado las brumas del
amanecer. Volvía a perderse en su
mirada. Hoy estaba seguro de que lo conseguiría. Iba a inmortalizar, con su cámara Instant
Polaroid, a ese jaguar que durante los últimos días había sido su sombra.
Con ella, con su fantástica y deseada foto,
tendría también su mejor testimonio y podría demostrar a sus compañeros
de trabajo que, efectivamente, cada mañana durante la última semana, cuando
salía con un grupo de turistas a recorrer la zona arqueológica, su misterioso amigo se unía a ellos en la
expedición.
Afortunadamente para los visitantes, la idea romántica de encontrarse
con un jaguar mientras recorrían el sitio arqueológico más grande y monumental
de las Tierras Bajas Mayas, quedaba en eso, en idea, pues a pesar de que los
guías les advertían insistentemente al comienzo de la expedición que les
siguieran en todo momento, sin desviarse de la ruta y comprobaran
siempre que sus compañeros de viaje estaban a su lado, <<Hay animales peligrosos aquí en la selva –decían- y estamos en los dominios del jaguar y nuestro deseo,
nuestro mayor deseo –repetían- es que disfruten de su estansia en esta
maravillosa tierra, que nos legaron nuestros antepasados mayas>>, tanto los turistas como los propios guías, sabían
que desde hacía muchos años, no se habían visto vestigios de los peligrosos y
enigmáticos jaguares por el lugar, pues a pesar del profundo impacto que había
tenido en la
cultura de los pueblos de la Antigüedad, y la
admiración y fascinación que ha originado siempre en el hombre, se le había
perseguido y matado indiscriminadamente en las últimas décadas, por el ego de
ufanarse de haber vencido a un “jaguar”, a un “dios”.
No obstante, el mantener viva la imagen del jaguar en estas tierras
sagradas, donde el Dios del Sol se transformaba cada noche en jaguar para poder
viajar por el mundo de los muertos y luchar contra Xilbalban, el Dios del
Inframundo, venciéndolo y saliendo una vez más al día siguiente, aumentaba el
interés de los miles de turistas que venían cada día al lugar atraídos por las
innumerables leyendas.
Dio un frenazo en seco, quitó las llaves de contacto y bajó de su jeep. Había llegado al “Lugar de las
Voces”. Se arregló con los dedos sus largos cabellos negros y brillantes, y se colgó del cuello la máquina de
fotografiar. Cuando ya se dirigía hacia la Administración, para coger la orden
de trabajo del día, observó que con sus prisas y su apremiante interés por
inmortalizar de una vez al misterioso jaguar, se había olvidado de la mochila y
la gorra. Retrocedió hacia su jeep a
pasos ligeros y cuando se disponía a
abrir la
puerta, se hizo un penetrante silencio, como si
de repente hubiera llegado el mediodía y el intenso calor hubiera acallado la
selva, ordenando a los picoduro de cara
negra, los tanagras, los pájaros
carpinteros y los sinsontes, que se retiraran a las sombras a descansar hasta
que llegara la noche. Se quedó inmóvil. Súbitamente, un sonido grave e
intermitente a sus espaldas, le hizo estremecerse. Era la respiración del jaguar que estaba detrás
de él. Sí, estaba seguro, era él, sentía su proximidad, sentía el calor de su
respiración proyectado en todo su cuerpo. ¿Qué hacer? Si se movía quizás el
felino se abalanzaría sobre él y le devoraría. Si gritaba y pedía ayuda,
igualmente incitaría al animal. Mejor permanecer inmóvil y esperar que se
alejara, si es que se alejaba. El miedo recorría cada secuencia de su cuerpo.
La adrenalina vertida en su sangre había rebasado los límites. Sentía que su
corazón le iba a estallar. Sus cinco sentidos estaban puestos en la presencia
del animal. Ni tan siquiera ahora se acordaba de tomar la foto, de la ansiada
foto. ¡Qué le importaba ahora a él una foto, por muy valiosa que fuera para
atestiguar la existencia del jaguar, si el mejor testimonio iba a ser su propio
cadáver despedazado!
...>>
DEL LIBRO DE MICRORRELATOS “DAYAL,
MIRADAS AL INTERIOR”, Bubol, 2ª edición 2010.
Sinopsis: Cuarenta y cuatro microrrelatos o minihistorias o, en realidad,
cuarenta y cuatro pequeñas grandes vivencias que el protagonista Dayal, un
hombre entrado en la madurez, ha ido juntando a lo largo de su vida a modo de
piezas de un rompecabezas; y cuando las ha colocado en su sitio, ha obtenido
una visión más completa y profunda de su vida.
Ha encontrado el auténtico significado a
su existencia.
Concluye la obra un hermoso epílogo que resume la vida de Dayal.
V
El Ahora
El Ahora
La miré a los ojos tan profundamente
enamorado, que sus pupilas se dilataron y me invitaron a entrar. Y entré en
ellas. Me perdí en sus dulces y evocadoras imágenes. Pero tenía prisa y regresé
al instante. Al día siguiente ya no la volví a ver. De haberlo sabido, no
hubiese regresado nunca.
“Saborear, disfrutar
realmente el presente; es lo único que tenemos y es irrecuperable".
XXXIX
XXXIX
Daños
mayores
Nala, mi perrita,
traía juguetona en su boca una presa. La puso a mis pies, tan contenta,
ofreciéndomela satisfecha de su gran logro. Pavorido descubrí que se trataba
del canario de doña Rosario, mi vecina. ¡Oh, Dios mío! ¿Qué hago yo ahora? Con
el mal carácter que tiene, seguro que me mata o deja de hablarme para toda la
vida. Mejor –pensé- cuando salga por el pan, me cuelo por la terraza y lo dejo
en su jaula; así creerá que ha sido muerte natural. Y así lo hice.
A la mañana siguiente, una ambulancia despertaba el vecindario con su alarmante sirena. Me asomé a la ventana y vi que se llevaban a doña Rosario. Cosas sobrenaturales. ¡Huy! ¡Qué miedo! ¡Me ha dado un escalofrío por todo el cuerpo! ¡Me pone los pelos de punta! Comentaban en voz alta los demás vecinos. Con incipiente curiosidad pregunté. Pues verás, Dayal -me susurró Josefina al oído- doña Rosario había enterrado en el parque a su canario y, ayer, cuando vino de la panadería, lo encontró de nuevo en su jaula. De la impresión, estuvo mala todo el día y, esta noche, le ha dado al final un patatús. ¡Cosas de brujas! Que haberlas, haylas, ahí tienes la prueba... Yo siempre he creído que... bla, bla, bla, bla. Palidecí hasta tal punto que Josefina interrumpió su verborrea para preguntarme si me encontraba bien.
A la mañana siguiente, una ambulancia despertaba el vecindario con su alarmante sirena. Me asomé a la ventana y vi que se llevaban a doña Rosario. Cosas sobrenaturales. ¡Huy! ¡Qué miedo! ¡Me ha dado un escalofrío por todo el cuerpo! ¡Me pone los pelos de punta! Comentaban en voz alta los demás vecinos. Con incipiente curiosidad pregunté. Pues verás, Dayal -me susurró Josefina al oído- doña Rosario había enterrado en el parque a su canario y, ayer, cuando vino de la panadería, lo encontró de nuevo en su jaula. De la impresión, estuvo mala todo el día y, esta noche, le ha dado al final un patatús. ¡Cosas de brujas! Que haberlas, haylas, ahí tienes la prueba... Yo siempre he creído que... bla, bla, bla, bla. Palidecí hasta tal punto que Josefina interrumpió su verborrea para preguntarme si me encontraba bien.
“No
afrontar y solucionar los problemas en su momento, nos lleva, a la larga o a la
corta, del ligero temblor al terremoto”.
DEL LIBRO “LA VOZ
BLANCA” Cultivalibros, 2012.
Aforismos, reflexiones y poemas de la naturaleza y
místicos:
<<La elocuencia es realmente una
facultad cuando conmueve al espíritu>>. Aforismo.
<<El silencio de la alta montaña
limpia mi mente y la deja tan transparente como un cristal, desde donde puedo
ver las profundidades de mi alma>>. Reflexión.
<<¡Oh, Dios!
qué fuerza sale de mí
que soy capaz de crear
cualquier cosa…
Incluso a mí misma,
aquí,
ahora,
tal cual SOY>>.
Poema místico.
DE LA NOVELA JUVENIL Y FAMILIAR "LA HIERBA AZUL DE CALÍOPE” , NPQ Editores (mayo, 2018)
Sinopsis: Olivia y Cristina son dos adolescentes muy amigas desde sus primeros años en la guardería que les gusta vivir el momento y pasárselo bien en las juergas de los fines de semana en los que el alcohol, las drogas y el sexo no faltan,
Pero su sólida relación tambalea cuando Olivia se enamora de David, un chico repetidor del Instituto, y encuentra por "casualidad" el diario de una compañera que, como un elixir mágico, le abrirá, en poco tiempo, los ojos a otras realidades.
Texto extraído del Capítulo VIII
<<…Palabras... palabras... que a ella no le dicen nada, no le importan nada. Sólo le importa Olivia. Y, en estos momentos, sólo piensa que la está perdiendo. <<¿Qué va a hacer ella ahora sin Olivia? -reflexiona amargamente>>. Olivia ha sido siempre su mejor amiga, su apoyo, su seguridad... y si no hubiera sido por ella no hubiese salido de aquella crisis de ansiedad que le originó su desengaño amoroso con Jorge. ¡Cómo envidiaba ahora a Olivia! ¡David está enamorado de ella! No busca sólo pasar el rato y divertirse como hizo Jorge, su primer y gran amor frustado. La actitud de Cristina hacia los chicos, desde aquella mala experiencia, era la de un profundo y oculto resentimiento disfrazado de chica liberal sin prejuicios ni tabúes a la que sólo le importa su juventud y pasar buenos ratos. <<Los chicos, usar y tirar, ja,ja,ja...-se habían reído muchas veces Olivia y ella al respecto>>.
DE LA NOVELA “LAS CINCO ESTACIONES DE VIVALDI” – Finalista del XXXVI Premio de Novela Felipe Trigo (1ª edición, septiembre 2020, Editorial Sargantana).
SINOPSIS
En la Venecia de 1715, el abandono de una niña ante el portalón del Ospedale della Pietà, un orfanato en el que imparte lecciones de música un joven violinista y compositor llamado Antonio Vivaldi, marca el comienzo de esta historia de amor, intriga y búsqueda de la identidad en la que se verán involucradas familias aristócratas, las monjas y niñas della Pietà, y el propio Vivaldi.
Y ello lo vamos a vivir de la mano de la protagonista Anna Isabella Guezzi, de noble familia veneciana, inteligente y adelantada a su tiempo, que se ve forzada a vivir una vida que no es la que desea, hasta que emprende el camino de la autenticidad por el que tiene que pagar un alto precio.
Esta novela es un canto de amor a la mujer; a las pioneras en sus respectivas épocas que, con su coraje y determinación, no desistieron de sus sueños; a la familia; a las segundas oportunidades; a la música y a uno de sus grandes genios, Vivaldi…
Una hermosa novela sobre la adopción, los lazos de sangre y de amor.
ARTÍCULOS mensualmente en revista papel y digital “Tú mismo”, "Hoy un click", "Así es Buñol" y en mi blog. Aquí, el último
publicado en abril 2015.
Nueva Consciencia
Opinión
por Emi Zanón
MUNDO SUBATÓMICO
Del Macrocosmos al Microcosmos
<<…He querido
hundirme - en la vasta alma universal - para convencerme de que nada es
extraño a mi yo>>. El Canto Errante de Rubén Darío.
Los científicos para poder describir el estado
primigenio del Universo han enfocado todos sus esfuerzos hacia el estudio del
mundo subatómico, pasando del Universo en su conjunto o macrocosmos al mundo
microscópico de las partículas elementales, o microcosmos.
Uno de los avances más notables en la física de
nuestros días es que las partículas elementales tienen propiedades de partícula
y de onda al mismo tiempo. La llamada mecánica cuántica está basada en esta
dualidad que implica profundas repercusiones físicas y, mucho más allá,
filosóficas y ontológicas al contemplar el mundo subatómico no como un conjunto
de piezas sino como una red de relaciones. Todos somos UNO a un nivel muy
ínfimo, imperceptible a nuestros ojos físicos limitados y racionales. No hay
separación como han venido diciendo los grandes Maestros de la Antigüedad, y
filósofos y alquimistas como Paracelso, o, el más entusiasta cruzado de la
modernidad, fray Benito Feijoo -quizá el primer español que tuvo un
microscopio- quien consideraba el microcosmos del hombre como el ejemplo más
ilustre de reducción de lo máximo a lo mínimo, del macrocosmos al microcosmos.
Estos avances nos han conducido hacia la ciencia
del futuro que ha empezado a dar sus primeros y satisfactorios primeros pasos
en este incipiente Siglo XXI: la nanociencia, la nanotecnología y los
nanomateriales y nanopartículas, que nos llevarán hacia una auténtica
revolución no solo industrial sino personal y social, pues darán respuesta a un
gran número de problemas y necesidades de nuestra sociedad actual. Uno de
ellos, y el que más requiere nuestra atención urgente, el gran problema de la
contaminación de nuestros suelos, mares, ríos y el aire que respiramos.
En la actualidad el estudio de las nanopartículas es
un área de intensa investigación, y los experimentos llevados a cabo, hasta el
momento, en distintas partes del Planeta con diversos tipos de nanopartículas y
nanomateriales han dado muy buenos resultados y se ha comprobado su alto
potencial para restaurar la contaminación en general, generada en el pasado
Siglo por nuestra inconsciencia e intereses privados.
Esta noticia es, sin duda, lo más prometedor en
nuestro Siglo XXI para avanzar e innovar de forma responsable y sostenible, y
poder legar un Planeta saludable a las generaciones futuras, aunque
también, como ocurre siempre que damos un salto cualitativo/cuantitativo
surgen las preguntas de rigor: ¿Tendrán las nanopartículas consecuencias
imprevistas? ¿Son inofensivas? Afortunadamente, vamos aprendiendo de nuestros
errores y los científicos del Siglo XXI estudian ya desde el principio los
posibles efectos nocivos.
No obstante, esta esperanzadora mirada hacia nuestro
futuro deberá ir acompañada de un fuerte compromiso a nivel individual de
respetar, por encima de todo, cada gota de agua, cada grano de arena, cada
brisa de aire, cada manifestación de Vida. En definitiva: responsabilizarnos de
todo cuanto hagamos. Todo ello, como una expresión de Amor compasivo y de
una consciencia social que va más allá de uno mismo para abarcar la totalidad.
No olvidemos que somos y formamos un gran TODO.
“Conócete a ti mismo y conocerás el Universo”
Emi Zanón
Escritora y Comunicadora de la Nueva Consciencia
Muy bueno . Espero que lo lean muchos más como yo !
ResponderEliminarMuchas gracias, Alberto!!! Un fuerte abrazo de LUZ!
EliminarLa enhorabuena.
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Vicente!!
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