Texto de la presentación de la novela en la Asociación Cultural MUJERES EN MARCHA, de Alfafar (Valencia), el martes 26 de noviembre de 2019.
Emi Zanón es valenciana, nacida en Buñol, donde sigue viviendo. La conozco desde hace años, somos amigas además de colegas en esto de escribir, tiene un carácter alegre, es afectiva y expresiva, y lo que más admiro de ella es su tremenda fortaleza. Emi es fuerte, lo digo con conocimiento de causa, y esa fuerza que emana desde su interior le permite afrontar con temple cualquier adversidad que le depare la vida, posee esa ventaja sobre la mayoría de los seres humanos. Esa fortaleza no es un don o un regalo de la naturaleza sino fruto de la reflexión que le condujo a establecer un compromiso con ella misma y con “la nueva Humanidad emergente” (según sus palabras), basada en el amor y el respecto a todo lo que nos rodea. De aquí deducimos que, tal como está el mundo es, además, optimista. Esta filosofía impregna su modo de vivir, de ser madre, amiga o escritora, sus actividades cotidianas y domésticas y también las creativas.
Ha publicado las novelas: Su último viaje (Araña Editorial 2009), con la que quedó finalista del Premio Fernando Lara.
Yámana, Tierra del Fuego, (Editorial Sargantana, 2016).
Emi Zanón también ha cultivado la narrativa breve y el teatro, y colabora con diversos medios de comunicación. Es asimismo una persona activa en las redes sociales (autora del blog: emizanonsimon.blogspot.com).
Ha participado en numerosas mesas redondas, charlas, presentaciones de libros, porque ejerce como una auténtica animadora cultural en Buñol, su pueblo, en Valencia y donde se tercie.
Emi Zanón, a través de su obra se consagra a la trascendentalidad como valor superior y fundamental del ser humano, necesario para hallar el auténtico sentido a nuestra existencia. Veamos cómo lo hace en su última novela que presentamos hoy.
Lleva por título La hierba azul de Calíope (NPQ editores, 2018). Y lo primero que pensé al leer el título fue en quién fue Calíope, porque era obvio que el título incluía una intención.
Busqué en wikipedia y me enteré de que en la mitología griega, Calíope (la de la bella voz) es la musa de la poesía épica y la elocuencia. Se la representa con las características de una muchacha de aire majestuoso, llevando una corona dorada, emblema que indica su supremacía sobre las demás musas.
Emi dedica la novela a su hija y la define como una novela juvenil. Efectivamente, está protagonizada por jóvenes de 16 años, una edad conflictiva por lo que tiene de transición, ubicada en la época actual presidida por el consumo y el dinero. En el primer capítulo nos presenta a Olivia, personaje principal, una muchacha preciosa que quiere ser modelo para alcanzar la fama, el éxito y ganar dinero. Toni, el fotógrafo para el que trabaja le advierte que el éxito en la vida es vivir en armonía con uno mismo y su entorno, lo que ella califica de filosofía barata. La novela no oculta cierto afán educador.
Otro personaje es Cristina, la amiga de Olivia, celosa y capaz de hacer mal, la que ha conseguido que sus padres le regalen unas buenas tetas. Con estos trazos, el lector se hace enseguida una idea del talante de las dos amigas, representativas de su generación que lleva un estilo de vida de adolescentes un tanto deshumanizado.
Se muestra en el libro, por ejemplo, cómo se liga hoy en día y, la verdad, me ha sorprendido el lenguaje directo, la rapidez con que se llega al morreo y al magreo, casi sin sentimientos, lo diferente que es del amor romántico, y lo mayor que me he sentido leyendo ciertos párrafos, así como alejada de los sentimientos y de la estética de esta juventud. Así, en la página 34 dice: “los tíos pueden tener sexo con ellas, pero ellas pasan de ellos, de comprometerse”, o en la 35 “ahora primero se enrollan (tienen relaciones sexuales) y luego deciden salir juntos o no”, es decir, ese enrollarse se hace casi sin un conocimiento previo, sin un mínimo proceso de seducción. Pertenezco a otra época, pero esta forma de aproximación me parece pobre, fea e incluso humillante. Aprovecho para apuntar algo que me preocupa mucho. Leí en algún periódico hace unos meses que un porcentaje elevadísimo de adolescentes se iniciaban en la vida sexual a través de la pornografía (a su alcance a través de internet). La pornografía mata el amor y humilla a la mujer, la convierte en mero objeto de placer y posesión. Está basada en la fuerza y el dominio de uno sobre otra. Si queremos una sociedad más justa formada por hombres y mujeres más felices, no podemos permitir que se convierta en el modelo afectivo sexual de los menores. Desconozco cómo impedirlo pero pienso que tiene mucho que ver con el desarrollo de conductas violentas, con la proliferación de manadas, con la difusión por redes sociales de videos comprometedores por parte de machitos descerebrados. Olivia y Cristina parecen haber aceptado el rol que de ellas se espera derivado de estos modelos.
Dentro de esta moral laxa que rige las conductas de las protagonistas no sorprende que Olivia robe de la taquilla de una compañera un cuaderno que cree que es un diario pero que en realidad es un texto que lleva por título La hierba azul de Calíope, cuya lectura, por inesperada, le atrapará desde el principio y le ayudará a buscar la autenticidad en el amor y en la sexualidad, a espiritualizar experiencias, a contribuir para crear un mundo mejor. Así que nos encontramos con una estructura tipo muñecas rusas, esto es, la de un relato dentro de otro.
Toda novela cuenta de alguna manera un proceso de transformación y esta, de Emi Zanón, también sigue este principio. El lector asistirá al proceso de transformación de Olivia en una joven que decide despojarse de lo falso que ocultaba su personalidad y no reprimir los sentimientos. Ahuyenta el miedo al compromiso. Cambia la vida y la hace más bella.
La lectura es un ejercicio solitario y un instrumento fundamental para la educación, y Emi lo sabe. Abre la mente del lector a otros mundos, te permite viajar con la imaginación, desarrolla la fantasía y, lo más importante, vives otras vidas, la de esos personajes que te acompañan mientras pasas las páginas de un libro, te obliga a meterte bajo su piel, a comprender los motivos de sus conductas, incluso aunque no los compartas, a distinguir entre el bien y el mal, a identificar sentimientos, a conocer el ser humano porque nos reconocemos en esos personajes o reconocemos a otros. La hierba azul de Calíope, como novela juvenil va dirigido a ese sector de la población que atraviesa las turbulencias de la adolescencia y le aporta un sutil mensaje o una sugerencia: el mundo que les rodea puede ser mejor si tú quieres que sea mejor. Una enseñanza que, por supuesto, también es válida a los adultos que, sin duda, leerán esta novela con gusto.
En las novelas y los relatos de ficción hay valores éticos que el lector reconocerá al introducirse en el desarrollo de la trama que contendrá conflictos familiares, laborales, amorosos, tal como es la vida misma y que en La hierba azul de Calíope están presentes. Mediante la lectura se adquieren experiencias de vida en cabezas ajenas (la de los protagonistas de las historias), lo que nos hace más sabios y colabora a ejercer el desarrollo del derecho de todo ser humano a buscar su verdad.
La hierba azul de Calíope, de Emi Zanón, contiene los principios esenciales de la filosofía de su autora, esos que le otorgan la fortaleza de la que hablé al principio, y que pueden concretarse en los términos de transcendencia y amor por la vida. Es un relato que contiene una lección de vida y marca el camino de cómo hacer frente en esta sociedad capitalista al caos, la impostura y el consumismo. Por todo esto merece leerse.
María García-Lliberós