¡Hola a tod@s y feliz abril!
Creo que no he visitado una librería que me impactara más que la Galeria Citalnica Knjigarna del Club Eslovenio-Serbio en la preciosa ciudad de Liubliana en el precioso país de cuentos de hadas que es Eslovenia.
Esta hermosa librería, situada en el caso antiguo de la ciudad, en la calle Trubarjeva, 19, además de ser un completo centro de vertebración cultural de la misma, contaba con una galería de arte y un anticuario.
Hace muy poco descubrí que, desafortunadamente, esta joya ya no existe. Ahora no queda ni huella de ella, tan solo un local cerrado, sin las fotografías de estos autores que con sus palabras nos hicieron y nos siguen haciendo más tolerantes, respetuosos y, en definitiva, más libres, cubierto de graffities de poco gusto. Me quedé muy desolada y sentí que Liubliana, y el país entero, se había empobrecido.
Pero pronto, pensé que en la Vida nada hay definitivo, todo nace, crece y muere o mejor digamos se transforma en otra cosa. Y mientras unas librerías cierran (como tantos pequeños negocios bien porque ya no son rentables, se jubilan los propietarios, porque cambian de propósito, y muchos más motivos) otras surgen con el entusiasmo de aquellas, y sin ir más lejos, aquí, en mi pueblo natal, Buñol, salvando las distancias (nunca mejor dicho), cumple tres meses la Librería de Doña Leo, y cinco años El Imperio de Libros en Valencia. Sus dueños, Maxim Huerta, y Mauro y Mamen Monsoriu, respectivamente, con su entusiasmo y amor por los libros, han llenado de alguna manera aquél vacío que ha dejado en Europa entera la Librería Galeria Citalnica Knjigarna.
De este fabuloso viaje, conservo, por otro lado, un gratísimo recuerdo anecdótico que brevemente os voy a relatar dado que contribuyó y contribuye a que mi fe, mi confianza en el ser humano, crezca cada día:
Fue un viaje preparado por nuestra cuenta y nuestra intención era visitar los lugares más emblemáticos sirviéndonos del transporte público (Liubliana, la capital verde europea, el mágico Lago Bled con su castillo, la majestuosidad de las innumerables cascadas en los Alpes Julianos y Alpes de Kamnik y Savinja...).
El segundo día de llegar a Liubliana, por la mañana, cogimos un tour guiado por la ciudad y en el crucero por el río Ljubljanica conocimos a una pareja de palestinos, residentes en Jerusalén, con los que pronto entablamos conversación en inglés. Ellos habían alquilado un coche pero no habían preparado ruta alguna.
El destino quiso que coincidiéramos después en una taberna y más tarde en una terraza con unas vistas impresionantes sobre el Lago Bled, tomándonos un helado. Comenzamos a reír por las "casualidades" de encontrarnos en el mismo lugar y a la misma hora, y nos sentamos juntos. Ellos nos ofrecieron gustosos compartir su coche y nosotros a cambio la ruta y todo lo que traíamos preparado de casa. El resultado fue que hicimos el resto de nuestro viaje juntos con su coche, los cinco (nosotros éramos tres), disfrutando muchísimo no solo de Eslovenia, su cultura y sus amables gentes, sino de otras culturas diferentes como la palestina.
Desde entonces, cada año por Navidad nos felicitamos y nos invitamos a visitarnos en nuestros respectivos países. Quizá algún día volvamos a compartir lo mejor de nosotros mismos como en aquel viaje que, por cierto, y vuelven las "causalidades", en la ciudad de Bled vimos una exposición de nuestro querido Salvador Dalí. ¡Gracias infinitas, Universo!
¡Un besazo de Luz enorme y a disfrutar de la Vida que nos quita pero también nos da!
Liubliana
Lago Bled