Acabo de leer la estupenda crítica literaria que, sobre mi nueva novela “YÁMANA, TIERRA DEL FUEGO”, ha publicado hoy el diario “Levante” en Posdata (página 4 - Literatura), firmada por María García Lliberós.
Agradecidísima al medio y a la crítica y escritora valenciana, os invito a leerla y espero que os animéis a descubrir la novela y a que disfrutéis, por tan solo unos euros, de la aventura y el exotismo de un maravilloso viaje a la Patagonia. ¡Esa es la magia de los libros! Nos permiten vivir en primera persona experiencias quizás inalcanzables de otros modos.
http://www.levante-emv.com/suscriptor/posdata/2014/09/26/cuestion-respeto/1166661.html
Transcribo aquí el texto de la crítica:
http://www.levante-emv.com/suscriptor/posdata/2014/09/26/cuestion-respeto/1166661.html
Navegando por el Canal de Beagle, principal escenario de la novela (Tierra del Fuego - Argentina y Chile) |
Transcribo aquí el texto de la crítica:
<<CUESTIÓN DE RESPETO, SÍ>> María García Lliberós.
Aprender el Gran Silencio, cuidar el medio natural y la necesidad de hermanamiento, ejes de la novela de Emi Zanón.
Aprender el Gran Silencio, cuidar el medio natural y la necesidad de hermanamiento, ejes de la novela de Emi Zanón.
Segunda novela de Emi
Zanón después de haber quedado finalista del Premio de Novela Fernando Lara
con Su último viaje.
Yámana, Tierra del Fuego se teje en torno al personaje de
ficción Kryzsztof Wazyk, antropólogo polaco, Premio Nobel de la paz en 1946,
inspirado, a su vez, probablemente, en el misionero Martín Gusinde, antropólogo
y estudioso de los indios de Tierra del Fuego con los que convivió 22 meses y
de cuya experiencia dejó abundante documentación escrita, aunque con menor
reconocimiento público pues nunca tuvo tan preciado galardón.
El libro se estructura en dos partes bien diferenciadas y un epílogo. La
primera, y la más interesante, toma como escenario Punta Remolino (Isla Grande
de Tierra del Fuego), ocupada por los indios Yámana en 1923, nombre que
significa pueblo del mar, una comunidad integrada en su entorno, generosa y
acogedora que aceptó de buen grado la permanencia entre ellos de Wacyk, a pesar
de la negativa experiencia de sus contactos con el hombre blanco desde que Magallanes llegó en 1520.
El texto mezcla elementos de la novela de aventuras y del ensayo
científico. Wazyk es un aventurero, un valiente, un pacifista y un hombre
atractivo alejado de su familia sensible a los encantos de la bella indígena
Kamanakar. También es un investigador y, por tanto, un estudioso y un observador
concienzudo, sin interferir en la cotidianidad de los indígenas, de cuya mano
iremos conociendo la cultura, forma de vida y de relacionarse de estas gentes,
creencias religiosas, mitos, leyendas, lenguaje, alimentación y un sinfín de
actitudes ante los hechos que depara la existencia. Llegará a la conclusión de
que cuánto más primitivo es un pueblo mayor es su respeto al medio natural. En
la historia destacan personajes como Shikz, un jefe de familia nómada del mar,
pues viven en una canoa, o Felipe Antonio, el intérprete, hijo de un misionero
y una india con el que trenzará una buena amistad, o con Tesk el chamán
visionario, que lo aceptará hasta tal punto que permitirá a Mank’ácen, como lo
llaman (el “cazador de sombras” porque hacía fotos) participar en la ceremonia
del Kina para experimentar el Gran Silencio y aprender la magia y el código
ético de los Yámana, en nada inferior al de los pueblos considerados
civilizados.
Esta parte es amena, está escrita con agilidad y resulta instructiva. Se
lee con interés. Las descripciones paisajistas son hermosas y ricas, en
correspondencia con la impresionante belleza de Tierra del Fuego, un enclave
que visité hace algunos años y motivo por el que este libro me atrajo de
inmediato.
La segunda parte transcurre en Oslo (Tierra de Vikingos), veintitrés años
más tarde de su regreso a Europa, en 1946, con ocasión de la recogida del Nobel
de la Paz. La autora lo aprovecha para deslizar un discurso, en
boca del galardonado, optimista, en el sentido de esperanzador, sobre la
necesidad imperiosa del respeto, hermanamiento y paz entre los hombres, al
tiempo que cuestiona la teoría evolucionista de Darwin. La ocasión propicia el reencuentro con quien fue su esposa
y ajustar cuentas entre ellos. En esta parte la novela pierde fuelle y se torna
convencional.
Por fortuna Emi Zanón encuentra la forma de hacer regresar al protagonista
a Tierra del Fuego y finalizar su relato con un canto al amor como elemento de
salvación.
Recomendable sobre todo para los lectores que quieran aprender
deleitándose>>.
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